jueves, 9 de febrero de 2017

Frágil sutil.

Y otra vez, cuando parece que la gota va a caer el tiempo retrocede, y empezamos desde el principio, presentándonos otra vez aunque estemos hartos de conocernos; al menos vestidos.

¿Permitiré que seamos la bala que queda en la recámara una vez acaba el tiroteo? Que mira alrededor, y solo ve sangre y polvo, que sabe que ya no sirve de nada. Que ella es una carta que jugar y en ésta mesa se ha acabado la partida. Que todo mengua, pero todo es lo mismo. Que después de tanto soñar con su pólvora bailando tangos en el cráneo de algún desgraciado tendrá que resignarse a no ser nada.

Si tengo que apostar, no apostaré por mí; solo espero que la cobardía no pueda con la luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario