viernes, 30 de septiembre de 2016

Locura.

Llevo mil poemas hablando de ti,
de tus miradas tristes y marrones,
tan tristes como todas las canciones
que como a ti, también perdí.

Bécquer nos sonreía vigilante
y no puede recordar tantos besos,
que ahora de mis recuerdos son presos
en una pesadilla delirante.

No sé que quiero, creo que rimarnos, aunque no sirva para nada.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Uno.

Hace ya un rato que salí del concierto, pero hasta ahora no había estado solo. Ahora sin ruido, sin música, sin palabras podía oírlo; el silencio.
Envolvía cada centímetro de la habitación, haciendo que cualquier susurro pareciese un grito.

Necesito pensar, debo pensar, me estoy convirtiendo en un zombie que sigue andando por absolutamente nada; llevo bastante tiempo siendo inútil en casi todos los aspectos, y ahora es difícil no serlo, soy humano, no sé, me acostumbro a las cosas.

Sigo mirando al frente esperando la luz al final del túnel que tanto prometen, y nada...
Solo puedo ver negro, nada más, y después de estar aquí tanto tiempo la verdad es que no recuerdo si estoy andando en la dirección correcta.

Ya solo me queda perder del todo lo perdido y sería un hombre que no tiene nada. Cada vez soy más insoportable y no me gusta, claro.

Tampoco me preguntéis qué pretendo escribiendo esto; yo tampoco sé lo que hago.

lunes, 19 de septiembre de 2016

X.

A veces me pregunto si realmente soy un necio o si es mi enfermedad la que me pone tantas trabas.
La verdad, se me caen las babas, viendo vuestra responsabilidad, y de verdad creo que esta guerra la ganará la ansiedad.

Sigo respirando, aun sin ganas ningunas de hacerlo, tantas lunas me bebí que ya no puedo ni pensar,
tantas veces que dije te quiero sin quererlo ahora se ríen viéndome caer, descontrolar.

¿Y lo que más duele?

Decirle a mi madre que he vuelto a fracasar, seguir sin poder llorar y tengo que tragarme las lágrimas que sobran; saben a fuego, a infierno y a invierno; que aunque sean cosas distintas son hermanos gemelos.

¿Y lo peor?

Que soy un cobarde, y nunca me atreveré a mirar a los ojos al único dios que podemos ver. Y tendré que seguir andando, con tantos tajos en las piernas que cada paso son mil cristales atravesando mi piel.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Septiembre

Sigo respirando más marchito cada día, últimamente toda calada sabe a infierno y al final ya no importará todo lo que luché, si cada café que me resucitó se perderá entre mis recuerdos.

Hago avances en eso de olvidar lo que perdí, aunque sufro todavía muchas noches en silencio. Toso cada vez más grave y sucio, ya lo sé; pero si no fumo no encuentro al sol entre tanto invierno.

Corté las raíces de cada árbol que plantamos, y ya no tengo fuerzas para soportar más frío. Voy y vengo, bebiendo de tantos labios que ya no recuerdo en cuales sonrío.

Tú te ríes; pero ya no me molesta. No es tiempo de bromas, no me queda calor. Ahora mismo, cada vez más cosas restan, y siento, que solo puedo respirar dolor.

Vosotros siempre a Dios, yo rezo a la esperanza; poder seguir mi vía de tontas casualidades. Cada dos por tres me caigo, después de tantas no duele; mi madre dice que vuele, y por eso nunca arraigo.

Ahora me da igual, si no me queda nada o queda algo, solo me queda por pensar en ésta vez por dónde salgo.

Ahora, no puedo escribir tanta poesía; mi cuerpo sigue intacto por tabaco y cafeína, pero para lírica hace falta gasolina, gasolina de la cara, esperanza y alegría.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Asediado.

Otro día, miro fuera,
os veo otra vez, cucarachas,
vosotros queriendo a pachas,
yo tirado en la otra acera,
pensando en cómo arrancaros
cada muela de su encía.
Al final va a salir caro
pregonar vuestra alegría.

Pero es que no os aguanto
poniendo esas muecas raras,
¿Sonreís? Solo veo llanto
detrás de vuestras máscaras,
si no tuviéseis mil caras
detrás de esas feas cáscaras
podríamos conversar,
sin que me entren tantas ganas
de veros caer al mar,
y nunca lleguéis a las canas.

Últimamente solo veo escoria amontonándose en las aceras, quizá deba volver a las pastillas o morir de una vez.

No sé, ya no me vale con la sensación agradable pero insuficiente de ser un poeta en calles dominadas por las ratas,
creo que necesito con quién reírme de sus errores, y después de las consecuencias de estos.

Pero sin tristeza, soledad ni odio no habría poesía; y es lo único que a mí me queda.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Inspiración envenenada.

Sepia se antoja hoy el cielo,
yo sigo saltando y nunca retomo el vuelo.

Hay tantas flechas de hielo
atravesándome el pecho;
hoy las llaman ansiedad.

Flechas que me atan al suelo,
cuando nunca puse techo
a esta sucia realidad.

Y el mundo es un gran tablero,
con una sociedad lerda,
necia, enferma, envenenada.

Y mandatarios de acero,
que únicamente hablan mierda,
y por nadie, nunca, nada.

Reyes que siempre al acecho
esperan que algún abuelo
les implore caridad,
hoy en día la verdad
como todo es relativa,
tú lo eres, también yo,
unos prefieren sativa
pero, por dios, que yo no.

Hachís, blues y ni una musa
más que la propia locura,
locura zorra e intrusa,
que espero no tenga cura,
que regala cada excusa
que me sirve de armadura
para ser un caradura.

Ya rimo hasta por rimar,
sigo feo y apagado,
pero algo estoy cambiando.

Tengo ganas de ir al mar,
duro menos agobiado
y sigo solo, fumando.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Apuñalado por una sombra.

Todo sombras, dentro de un mundo podrido, lleno de bestias disfrazadas de humano, intento sobrevivir a sus zarpazos y caras largas, y solo puedo hacerlo cuando estoy tan triste como para sentir que no existo o tan borracho que sé que podría matarlos a todos.

Éxtasis, luces, cerveza, ruido. Fiesta.
Una fiesta llena de posibilidades, de salidas de emergencia, y de sombras.

¿Me matarán hoy? Puede ser. Deberían hacerlo, yo las convertí en la sombra repugnante y llena de veneno que son.

Eso es lo único que puedo pensar cada vez que mis borrachos ojos, rojos y medio cerrados se cruzan con los suyos, pienso en si mi vida acabará de una manera tan triste,
como Renly Baratheon, apuñalado en el corazón por una sombra.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Me estoy muriendo

Me empiezo a levantar
y el sol aumenta mi resaca.
Recuerdo que forzar nunca sirvió para nada,
se separan, en mi cabeza,
la esperanza y tu mirada.
Y solo espero tener fuerzas para dar otra zancada.

Separa el dolor de tu mente,
sigue adelante,
con ojos de delincuente,
de frente
siempre con la voz cantante.
Y aunque me pese,
y la ansiedad nunca cese,
sigo en un mundo de gente
siendo un animal distante.

El principio del fin
empezó cuando nací,
y vivir así, te aseguro que no es vivir.

Sigo recordando lo primero que escribí,
y joder, joder...
Ya no escribo nada así.

Creo que se ha acabado todo.