lunes, 31 de agosto de 2015

Hoy poema, mañana canción.

La lluvia, ya empieza a mojar mis muelles.
Y rompe todas las leyes.
Y el hierro de mi coraza.

Ahora, veo verde todo el camino.
Y siento que si ya vino;
puede volver la esperanza.

Permito, al agua empapar mis poros,
y a su caer hacer los coros
a esto que será canción.

Y olvido, las noches que no escuché.
Los pájaros que ignoré,
y sus canciones de amor.

Y ahora, sentiré lo que tú sientes,
lo que pregona la gente,
podré otra vez sonreír.

Olvidaré, que todo es miseria y pena.
Terminaré la faena.
Y conseguiré ser feliz.

(Lo intentaré, lo prometo)

Bienvenido.

Llegadas al paraíso,
de paraíso poca cosa,
aunque es un poco todo más rosa
en cárcel que sea diferente.

Y al poco llegar al piso
las puertas ya suenan raro,
no he visto aún ningún faro
y el calor folla mi mente.

Solo es la entrada a un periodo
solo es la nada en el todo,
y estoy un poco animado.

No siento fuerza en el pecho,
quizá por cambiar de techo,
o es la excusa que he buscado.

“Bienvenido a la libertad de alto coste y hora limitada" -Escucho en mi cabeza, aunque nadie lo diga.

A ver qué tal.

domingo, 30 de agosto de 2015

El amor se está muriendo.

Encerrado,
pienso si vale la pena
tanta muerte y tanta pena
por un contrato firmado.

Con Satán,
dueño de mis decisiones,
caras tristes y bajones.
Que algún día reventarán.

Y fumando,
miro como el humo danza
y pienso si la tardanza
algún día valdrá de algo.

Porque estoy harto del camino.
Que cada rosa tiene mil espinas; y no sé si seguir teniendo fe en que alguna no me pinche.

El amor se está muriendo.

viernes, 28 de agosto de 2015

Últimamente.

Me desperté otra mañana,
y nada otra vez tenía.
Levantarme de la cama,
cada vez más me dolía.
Las hojas ya no son verdes;
ni brilla tan bien el sol.
Y tú corres y te pierdes
todo lo que he sido y soy.

Ni Ariel Rot ni las cervezas
alivian mi mente rota.
Últimamente no flota
mi mente en un lago claro.
Últimamente es más caro
el aire; aunque la certeza
de que no quiero seguir,
es más fuerte cada vez.
Respirar me da pereza,
no hay ganas de resistir
así uno y otro mes.

No hay descanso de los gritos,
no hay bonitos pajaritos,
no hay magia negra ni ritos;
que hagan que enseñe mi luz.

Ahora todo está apagado,
a recaudo y bien cerrado
como lo estuvo un pasado.
Ahora sólo pienso en blues.

No hay nada más que decir.
¿Por qué ya no escribo?
No me quedarían fuerzas para seguir vivo.

domingo, 23 de agosto de 2015

Estación vida. (O eso dicen)

Nunca imaginó de joven que algún día cogería el tren.
Siempre fue feliz, saltando de banco en banco, y recorriendo los andenes de la estación.
Hasta que llegó el día; se cansó de esperar al tren. Si no era para coger el tren ¿Por qué iba a estar en la estación si no?

Él ya nació en la estación. Como todos.
La única pregunta es por qué nunca había cogido el tren. Él no sabía pensar. Como todos.

Y el tenía que coger el tren; como todos.
Pero después de mirar las mismas vías, la pared, el suelo.
No había aliño, no había salsa, no había nada; pensaba mientras miraba el reloj.

Había visto ya unos cuantos trenes, pero siempre le quedó la esperanza; la peor "cualidad" humana, el "hoy puede ser el día" cuando nunca es el día.
Pero cuando no hay día, ni mes, ni año... Todo se enfría, las paredes se vuelven negras, el suelo está sucio, los bancos se han roto de saltar encima y las vías se oxidan.

Llega el día en el que en la estación todo huele a muerto.

Y el tren es gratis, y, coño, nunca es mejor malo conocido.

No sé si cogeré el tren en diez minutos, dos horas o siete años.
Pero tampoco sé por qué me avergüenzo de mí mismo lo suficiente como para no asumir que el paranoico depresivo en realidad soy yo; y que el tren está más cerca que lejos.

Tampoco sé por qué digo tren si significa muerte, ni por qué digo vías si significan personas, para las que no soy nada, humo por dentro y por fuera.
Sí sé que el suelo es el suelo, qué si no.
Aunque las paredes son otra cosa, son momentos. Antes era atractiva la idea de vivir, sentir, reír. Ya me olvidé de cómo se hacía todo eso.

Y por último; los bancos, cada cama, cada dama.
Amor lo llaman. Ahora tan sucio y musgoso como mi corazón seco y frío.

No quiero nada, no quiero nadie.

"-¿El billete es gratis?
-Sabes de sobra que sí, ¿Subes?"

Y no bajaré de él.

lunes, 10 de agosto de 2015

Bravo.

Todo el tiempo que estuviste,
a mi lado, fue mortal.
Me levantaba cansado,
a ojo de ciego, mi estado;
resultaría más normal.
Aunque eso ya lo dijiste.

Éstas cartas van malditas.
Rocío, jugo vital,
Era el que a mí me nutría.
Sólo soy un animal.

Me enciendo bien, soy cerilla.
Umbrío y sucio portal.
Estoy sólo; maravilla,
rozando esa pesadilla;
tú, protagonista pilla.
Eres mi juego de azar.

domingo, 9 de agosto de 2015

Otra.

Cuánto tiempo duraré,
digo una y otra vez
cuando dejo mis manguitos.

Y joder, no me equivoco;
siempre ando entre nada y poco.
Siempre me trago mis mitos.

Los manguitos que me asaltan,
en cápsulas o diez gramos.
Esas drogas "buenas" matan
lo bueno de los humanos.

Nada importa quién tú fueras
antes de caer al infierno,
ahora vives con cadenas,
que hacen enormes las penas
y más largos los inviernos.

No importa quién te creías
ahora siempre segundón.
No importa ni en qué vestías,
llevamos las mismas vías;
ahora tienes depresión.

sábado, 8 de agosto de 2015

Realidad.

En mi cabeza llena de pájaros muertos ya no hay un ápice de salud, ni de esperanza, no queda nada de lo que fui.

Más sólo que Matilde Landa y más muerto que su historia sigue pasando el tiempo.

Para todos menos para mí.
Las furcias se arriman al calor de la noche.
Los faquires, como yo lo fui, siguen soportando la vida a ron.
El  aliento le huele a muerto al día de mañana.
Las baldosas que no llegamos a poner ahora son solo mías, y no hay con quien compartirlas.

No queda por lo que luchar. No existen banderas.
En el año 2015 sólo quedan pellejos que follan y fuman como si se lo merecieran.

Y yo aquí sigo, en las entrañas del infierno, soportando que no hay otra.

Y sufriendo a las furcias y sus caprichos.
Sufriendo a los faquires y sus pesadas quejas.
Soportando un mañana que siempre es igual que ayer.
Y bailando con la soledad, hasta que uno de los dos se canse y dispare.

Lo peor. Que además de a ellos tengo que soportarme a mí.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Micromierdas caducadas III.

"Quema los recuerdos en la hoguera,
antes de que llegue Primavera
y nos reviente.

Que tú nunca fuiste la primera,
ni la última que quebraste entera
mi mente."

"Arráncame del pecho ésta soledad podrida,
indícame donde quedaron las maneras perdidas,
caliéntame ya el alma y las manías frías.
Y al fin
saldré
de aquí."

"Que brillen tus ojos, que son obras de arte.
Ábreme los míos y podré verte volar.
Sé todas las musas que el amor reparte.
Y después como ellas déjate olvidar."

Micromierdas caducadas II.

"Y te pierdo,
como siempre pierdo todo;
y te quedas en el nodo
del recuerdo."

"Quiebra mis toscos silencios,
con tu silencioso ruido.
Porque ya tan solo siento
que me siento bien jodido."

"Un día tengo que mirarme
cual es el color del verde en negativo.
Porque si de la esperanza,
hay un color que se oponga será vivo.

No consigo concebir,
como tantos colorines
pueden alumbrar tus soles.

Tampoco puedo reír,
sin vivir que tú termines,
después de un centenar de goles."

Micromierdas caducadas I.

"Todo el mundo en sus partidas
y muchos con el all in.
Pero yo no apuesto nada,
no quiero joder más vidas
ni volver a las cagadas.
Ni por ti.

Aposté mi alma y poesía,
ya solo tengo canciones,
tabaco y mis dos cojones.

Por los que no pagaría,
ni la más tonta perdía
en mundos de corazones.

Ni la loca,
yo creo que la fea de turno
tiene más por dentro y fuera, que
de mis bazas la primera
pa intentar comerme el mundo.

Y si lloras por las noches y te hinchas a cerveza,
no sabes bien lo que tienes.
Ni a mi peor enemigo metería en mis zapatos y cabeza,
llena de sombras oscuras,
que me quitan la certeza
de encontrar nunca la luna."

martes, 4 de agosto de 2015

Nada.

Una palabra que puede serlo todo, nadie sabe con certeza lo que es nada; salvo yo.
Después de caer, de dejar, de volar y no volver y de romper todo lo que he tenido y tengo estoy en la nada.

No creo ser nada, ni creo tenerlo, no creo servir para lo mismo, ni creo que nadie espere nada de mí.
No creo que nada me pueda hacer sentir nada.

Llega en el momento en el que es tarde para todo, y en ese momento sólo quedáis tú y la nada.