Y...
"Todo empezó y terminó
a la vez, el mismo día, a la misma hora. Se terminó mi descanso por la noche y
empezó mi otra vida nocturna.
Ese día, era sábado, otro sábado, era ya bastante tarde y
tenía que volver a casa, estaba a unas paradas de metro de mi piso, pero cuando
llegué al metro estaba cerrado, entonces fue cuando me di cuenta, era más tarde
de lo que creía. “No sé, me habré entretenido en el bar” pensé, y también pensé
otra infinidad de cosas como “Tenía que haberme ido antes”… Y es que yo nunca había
sido miedoso ni me había dado “mal rollo” la oscuridad ni la noche, pero si
hubieseis visto esas calles oscuras, muertas, sin nada encendido en pleno
centro me entenderíais. Allí, sólo, a saber a qué hora y con alrededor de ocho
metros en la calle madrileña tenía que volver a casa, ya empecé a comerme la
cabeza y mientras me decidía si llamar a un taxi o ir andando miraba la hora e
m móvil que llevaba horas apagado. No recordaba cómo se había acabado la
batería y entonces decidí mirar la cartera, cada vez más nervioso. Entonces vi
los cuatro céntimos que me quedaban de ese día de fiesta.
Entonces ya sin querer tuve que descartar la opción de ir en
taxi a casa y decidí ponerme en marcha, “Cuando antes empiece a andar antes
llegaré” supuse, comencé a deambular por las calles frías y vacías que parecían
las de un pueblo fantasma, lo cual me extrañó bastante estando en la capital.
Cada sombra de las pocas farolas que estaban iluminadas y cada ráfaga de viento
que movía lo que fuera que moviese me asustaba cada vez más; no sabía el por
qué pero cada vez estaba más cansado, sería el frío o las cervezas que ya
llevaba dentro y que me habían dejado sin pasta para el taxi. No sé, quizás
debí no haber salido esa noche, o haberme ido antes a casa pero es poco importaba
ya.
Andaba ya cada vez más rápido hasta que empecé a correr, mi
pecho latía demasiado rápido y tuve que parar, cuando alcé la vista vi dos
posibles caminos a casa, de la cual ya estaba cerca: Uno era rodear un parque,
lo cual serían alrededor de cinco minutos de viaje, con su frío y cansancio
incluidos, el otro camino era un callejón por el que iría más rápido (ese sitio
desde siempre me había dado miedo, ni una farola alumbraba ese lugar y todo
estaba sucio, parecía que el tiempo se había parado allí) pero no sé si por
estar ya hasta los cojones de esa noche o que tenía un sueño impresionante,
puede también que siempre me hayan gustado los caminos fáciles, pero elegí el
segundo camino.
Me adentré en el callejón sin poder correr ya del flato,
sólo se oían mis apagados jadeos, allí dentro no veía más allá de mis manos y
se intuía un olor horrible, que debía ser causa de los cubos de basura, que a
saber cuánto tiempo llevaban sin limpiarse, llegaba al final de ese infierno
cuando oí un ruido atrás, todavía no alcanzo a comprender por qué me di la
vuelta, y como no la curiosidad mató al gato, y eso era lo que encontré, un
pequeño gato negro de espaldas, había tirad uno de los cubos y de eso me
asusté, solté una carcajada y cuando me fui a dar la vuelta el gato se me
adelantó, y pude verlos, esos ojos amarillentos que parecía iluminaban todo el
callejón, los más bonitos que nunca he visto, pero cuando me acerqué,
desapareció. Eso sí, nunca podré olvidar esos ojos.
Me dirigí ya a casa, muerto del sueño y cansancio y caí
rendido en la cama, pero no podía dormir, cuando abrí los ojos… no estaba en mi
cama.
Estaba en ese callejón, ¿Otra vez? No puede ser, a lo mejor
me he desmayado del cansancio allí y me acabo de despertar…. Pero, no sé, solo
sé que ya no sentía frío, nada de frío.
Mi sorpresa vino cuando decidí a mirar abajo, y no vi ms
piernas, no, vi un par de pequeñas y peludas patas negras; entonces lo entendí
todo, entendí por qué no sentía frío, por qué podía ver en esa oscuridad
iluminada por mis ojos y entendí que nunca más iba a poder dormir, pasando mis
futuras noches en vela siendo aquel gato, ese pequeño gato negro hasta que
encontrara algún, como yo, incauto y absurdo idiota que decidiese andar a las
tantas de la noche por un callejón oscuro."