miércoles, 29 de julio de 2015

Mi poesía.

Y cuando la luna sube,
recuerdo cuando te tuve
y cuando volaste lejos.

Y cuando la luna baja,
siento como una navaja
me rasga alma y pellejo.

Que cómo escribo éstas cosas
dicen ilustres ignorantes.
Respondo;
"Que a ésta vida desastrosa
le intento sacar diamantes,
ya que nadie va a hacer nada;
revolución ni cruzada,
que pueda arreglar el mundo
yo intento buscar la flor,
la busco mientras me hundo,
me hundo en mi propio interior"

Con el alma rota se escribe más bonito, o eso creo.
Cuando estás en un cuarto a oscuras y sin puertas, porque ya no tengo puertas, no hay salida; cuando te encuentras sólo y solo con tu propia muerte cualquier atisbo de luz te quema los ojos.

Y esa luz que me arde en la retina es lo que escribo; la esperanza de supervivencia, también el llanto del moribundo que fue feliz, también la suerte del perdedor, también la valentía del cobarde.

Mi poesía no es más que yo y las luces que me ciegan.

martes, 28 de julio de 2015

Prosa.

Paciencia.

Demasiada paciencia.
Ya no sé si sigo vivo, no estoy, no soy.

Dicen que el único que puede ayudarme soy yo, pero ya es tarde, o eso creo.

Ya no soy lo que era; la chispa ya no luce y el sol ya no me quema.

Cómo voy yo a ayudar a nadie. Nunca he sabido, imagina conmigo.

No sé ni por qué escribo, no sé ni por qué anhelo todavía una luz cuando no hay pilas.
Es un círculo vicioso y cada espasmo a lo que llamáis sonrisa nunca tiene un verdadero sentido.
No es hora de lloriqueos, hablo claro y se me entiende, y si no; te haré entender.

Cómo molaría haber sido un gangster.
No entiendo por qué gente muere cada día en accidentes y nosotros, porque habrá más como yo, a los que nos da igual la vida, los que sabemos el significado de la vida y lo vemos imposible; porque es imposible, nosotros seguimos, siendo lastre y costra, muerte y pena, lágrima y sueño.

Qué tontería; espero que nadie lea esto, si lo has hecho; cállate.

Estado vegetal.

Ya no quedan brazos en mi rota espalda.
Ahora ya están lejos los veranos en tu falda.

No me queda nada y nada tengo que perder.

Es una pasada lo de no poder caer.

Yo no toco fondo nunca, el fondo es mi hogar.
Infierno es como llaman donde puedo descansar
de tanta estupidez humana,
de cuentas por saldar;
y de mentiras que de piadosas fallan la mitad.

Tanto cuchillo espaldero, tanto rencor,
prefiero mi soledad, antes que tu buen humor.

Nacemos felices todos, hasta que todo nos roban.
Ya sea tendencias, muerte, soledad o alguna droga.

Y a mí no me perdió nada. Me perdí sólo.

Y no necesito nada, lo necesito todo.

domingo, 26 de julio de 2015

Situación sentimental.

Tiramisú de limón;
anfetas, tabaco y rosas.
Otro asalto en el rincón,
de las rimas sin preciosas,
niñitas de porcelana,
con las que poder jugar.

Y a las que en algún mañana,
tiradas poder dejar.

Como siempre lo hice y hago,
aburriéndome de ti.
Pestañeo y otro trago
habrá que comprar más DYC.

Y es que ya hay  alevosía,
en todos los mis poemas;
para que no entren más nenas
al percal de mi poesía.

Total, con la ilusiones,
de aquel amor veraniego
del cerebro perdí riego.

Perdí también corazones,
y el primero, siempre el mío,
que por no enseñar, ni río
ningún de mis emociones.

Y si dices que no entiendes,
que no entiendes mis canciones,
por qué no vas y te pierdes.

Que no quiero corazones.

lunes, 20 de julio de 2015

Exhalación.

Hace tanto tiempo que no suelto todo el aire en una carcajada para después respirar que no creo recordar la última.

Y como siempre me pregunto "A quién le importa" qué cara pondrá la gente cuando busca poesía y encuentra el diario de un loco.

¿Alguien leerá esto por curiosidad o cotilleo? ¿Quizá el morbo de saber que si tengo que pronunciar unas últimas palabras pronto será aquí?

Aunque he venido a hablar de respiraciones, de como la risa me asfixiaba y ahora lo hace la ansiedad.
De que a lo mejor el karma existe, y el odio es mutuo.

Hace mucho tiempo también, (aunque menos) que no usaba mi blog, mi rincón, para respirar.

Inhalo miedos, tristeza e imágenes de un mundo podrido y mi cerebro lo suele transformar en verso;
pero cuando las imágenes no existen y sólo quedan las otras dos necesito exhalar más fuerte. Como ahora.

Eme sigue en mis oídos, y mi cabeza, retumbando.
Y yo sereno, totalmente sereno sin tener en cuenta lo legal y moral, creo que he llegado demasiado pronto a casa y demasiado sereno al mundo.

Y en el vaivén de mi columpio vuelvo a exhalar; como siempre humo.
Nunca tu aliento.

Si esto lo ha decidido Dios prefiero ir al infierno que ir de su mano, ningún paraíso vale la pena por el dolor que se siente en vida.

domingo, 19 de julio de 2015

martes, 14 de julio de 2015

Querido diario.

Esto es una gilipollez, no voy a compartirlo más que con el blog y conmigo mismo.
Porque tengo algo pendiente por pensar.

Yo sólo he sabido ser dos cosas; Yo y Rubeno.

Todo el mundo conoce a Rubeno aunque nadie me conozca a mí, y si siempre le he necesitado ha sido para que a nadie se le ocurriese desafiarme, pisotearme, él es invencible y supuestamente eterno.

Pero cada vez siento menos de él en mí.
Cada vez soy más yo y nada me da más miedo.

Y, como mil veces, estoy en el laberinto.
Y sé que hay dos opciones, seguir siendo la máscara, que seguramente será la que elija, por mi cobardía; o puedo volver a ser yo, después de años.

Quizá esto sea tontería; las pastillas me están cociendo el cerebro, llevo dos desmayos en dos días y no me centro nada.

No lo sé.
Quiero volver a ser yo, pero creo necesitar ayuda, de esa que nunca viene.
Y acabaré ésta noche como acabo muchos de mis textos. La misma emoción y las mismas palabras.
La rutina.
Triste.
Y sólo.

lunes, 13 de julio de 2015

Rabia.

Sangra y sangra,
va muriendo,
cascada,
de sufrimiento.

En mi pecho mil puñales,
mil veces más dolorosos
que los otros de la espalda.
Porque estos dejan señales
que puedes ver con los ojos.

Me quedo sin palabras,
otra vez.

Y como de dormir nada,
aquí seguiré.

Siempre sólo, siempre yo.

Epilepsia cerebral, es un avión kamikaze que te quiere destrozar.
La depresión que es mortal, enfermedad más fuerte que tú; normal.

El mundo no se para, pero tú sí,
al jodido destino no le gustas, infeliz.

El universo está en tu contra, date cuenta; no hace falta que te pongas a llorar.
Y ellas solo te van a dar hostias, no te mientas; tú tranquilo, solo deja de buscar.

Y sólo sigue tu camino, como siempre hasta ahora, como naciste, morirás.

Mi estrógeno para escribir,
siempre por ti;
luna sagrada, no se puede describir.

Y es que, si algún día lo consigo,
dudo que quede un poeta que siga vivo, para verlo con su alma.

Pero como no creo que lo haga,
tranquilos, moriré como nací;
con calma.

Con calma.

jueves, 9 de julio de 2015

No sirve de nada.

No sé como pudiste ser más dura que el diamante, para rallarme a mí.

Como con esas manitas pudiste partir toda la piedra que me cubría.

Como tan pequeña llegaste tan pronto tan alto.

No sé ni por qué escribo esto, las letras se las lleva el viento.
Pero bueno; a quién le importa salvo a mí y mi eterna sombra.

Hasta nunca, luna nueva.
Buenas noches, depresión.

miércoles, 8 de julio de 2015

Autobiografía.

Lo que poca gente sabe.
Lo que en realidad nadie sabe, es que todo mi odio, frustración y mal humor es tristeza mal llevada.

Pero quién lo va a saber si nadie rasga la corteza.
Nadie escala los mugrosos muros de mi fortaleza.
Nadie entiende que el silencio solo pide otra cerveza.
Nadie busca en mi cabeza un ápice de belleza.

Y tan sólo como muerto,
con la mirada  de un tuerto
miro yo todos tus pasos;
a ver si hay suerte y tropiezas,
con mis labios y me obligas,
a revivir las hormigas,
que en mi estómago murieron.

A ver si te caes y besas,
con la mirada lo menos,
aunque sea por caridad,
mis ojos secos y llenos
de viento y de soledad.

No sé si quiero morirme,
ya que no perdería nada,
aunque tampoco ganara
y no es lo mío quedar neutro.

No es seguro lo de irme,
porque no perdería nada,
aunque no lo ganaría,
porque la nada no es nada
y no se puede ganar.

Ya no sé ni lo que digo,
soy como un preso aislado,
que escribe como respiro,
a mirar su paradero,
excluido del mundo entero;
esperando, en el suelo,
a que expiren sus pecados.