martes, 22 de septiembre de 2015

Yo. Pañuelo y consolador.

A mi infierno las princesas,
que como ya quedan pocas
así me evito las locas
y malas, las más bellezas.

Las que dicen “no me quieren"
para que bien las rellenen.
Las que dicen “no me escuchan"
solo porque las achuchan.

Y ya no quieren canciones,
rimas ni amor verdadero.
Buscan seiscientos cojones,
hormonas que sin sombrero
las lleven de vacaciones
por un rato, luego escapan
en busca de otros millones
de hombrecitos garrapata.

Que de hombres solo el miembro
mantienen, si no serían
ratas de mierda y cemento;
pero buenorros, decían.

Luego “es que no me valoran"
y lloran desconsoladas.
Pero primero te follan
y después ya habrá miradas.

“Yo no quiero compromisos,
soy libre y puedo arreglarme"
“Y no te doy más avisos,
ni se te ocurra el amarme"

“Pero por qué no me quieren
no me miman ni me arropan"
Y con ésta actitud vienen
disparando a quemarropa.
Con sonrisitas y besos
que nada de nada llenan.

Y yo que sirvo de preso
para las que a esto me llevan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario