lunes, 2 de enero de 2017

Recuento.

Asoman las ganas de volver a estar lleno de nada, de palabras podridas, de humanidad. Rápido se desvanecen, como siempre, en cuanto uso un poco la razón. Las flores siguen escupiéndome humo en la cara, y yo lo inhalo, como si no hubiese un mañana. Últimamente soy más nervio que autoestima y la comida sabe a mierda, y vuestras caras saben a mierda, la humanidad sabe a mierda.

Mientras todos afilan sus caretas, esperando el momento de morder, yo sigo leyendo, fumando, esperando a que todo me encuentre menos vosotros. Y que gritéis mi nombre mientras vuestros huesos podridos y fríos lloran, prostituyéndose en busca de un respiro, buscándose el kaos.

Mientras esquivo la apestosa nube de mierda que vomitáis sin pensar en que al final la mentira sirve de poco. Yo nado en vuestra bilis e intento mentir, y mentirme, lo menos posible; espero que algún día todos puedan decir lo mismo.

Además cada vez valoro menos la porcelana y más el fuego; que sí, me voy a quemar cien veces, pero calentito, mientras la porcelana acaba, preciosa y cuidada, olvidada en un desván, vacía de todo.

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