martes, 13 de enero de 2015

Atropellado.

Corriendo en pasillo oscuro,
voy buscando algo de mí,
de lo que yo algún día era,
antes de la primavera,
que me impidió el resistir.

En esta vida de apuros,
voy rezándole por ti;
para que tú nunca mueras,
y de verdad verdadera,
quieras junto a mí seguir.

Sólo el agua y el pan duro,
que te hacen quererme así.
Ahora ando por las aceras,
evitando carretera,
y esas ruedas que no vi.

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