sábado, 24 de enero de 2015

Día a día.

Soledad, la muerte servida en chupitos.
No quiero que me hagas ni puto caso si grito.
Que cualquier sonrisa que se me venga la omito.
Necesito respirar.

Pensar, sentado en la silla del dolor.
Y morir, sintiendo en mis huesos el honor.
Colapsar nuestras almas con gritos y sudor.
Me vendría bien el no estar.

La virgen del fracaso me ha encontrado y me ha besado.
Por más que yo le gritaba "¡Ya no te quiero a mi lado!"
mi cerebro colapsó y mi cabeza ha explotado.
Y sigo sin despertar,
ni ganas de respirar,
ni a nadie nunca besar,
que nada me haga brillar...
Sólo con mi soledad.

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