martes, 27 de enero de 2015

Ésta noche.

La tristeza se come mi alma,
y con tranquilidad que ofrece,
ofrezco una mente en sus trece,
pero sin una pizca de calma.

La soledad gana otro asalto,
y ya otra batalla perdida,
en esta guerra de la vida,
en la que de todo estoy falto.

Me falta la fuerza de dentro,
también el sanar mis heridas,
hasta faltan causas perdidas,
y así ya ni yo me concentro.

Está mierda promete ser larga,
como mis caminos de alambre,
ya dudo si soy un fiambre,
me pesa demasiada carga.

Y espero que las cicatrices de mi corazón se curen algún día, aunque en mi fondo, (si es que existe) sé que no será así. Y si no, que acabe rápido; además que no duela, demasiado tengo ya.

No sé. Se me da bien morir antes de nacer, sufrir antes de existir, caer al suelo y partirme el cuello antes de haber explotado...

Qué más da. A quién le importan los muertos que nunca han estado vivos, a quién le importan las posiblidades.

A quién le importan los que pasan sin hacer mucho ruido y se van sin ser nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario