lunes, 13 de julio de 2015

Rabia.

Sangra y sangra,
va muriendo,
cascada,
de sufrimiento.

En mi pecho mil puñales,
mil veces más dolorosos
que los otros de la espalda.
Porque estos dejan señales
que puedes ver con los ojos.

Me quedo sin palabras,
otra vez.

Y como de dormir nada,
aquí seguiré.

Siempre sólo, siempre yo.

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