jueves, 15 de octubre de 2015

Adiós.

Nunca admitiré mi miedo al Enero
y al ver felicidad, mientras yo muero.
Mentiré cada vez que me digan ¿Qué tal?
Siempre ha sido más fácil que admitir la verdad.

Me miento tanto a mí como tanto puedo,
pero a decir verdad no me importa nada.
Siempre llega la verdad en cada Enero
y el invierno da tregua solo por calada.

Decid droga si queréis, llamadlo mal.
Refugio para el alma, pero temporal;
y cuando se te pasa nada vale un duro.

Como nada he tenido, nada me ha importado.
Ni cubrir el camino, ni irme hacia otro lado.
Nunca me he imaginado para mí un futuro.

A todos puedo ver en las canas,
mis amigos, mi familia, mi entorno
pero para mí no hay mañanas
que no huelan a crematorio como horno.

En realidad, todo lo anterior es mierda. Pero es que me la suda.
Me sale genial rimar que estoy muy cabreado o cayendo en un pozo de desesperación; pero ya en el fondo, no esperes que escriba nada.

O al menos nada que no sea una mierda, para mí el primero.

Poco más que decir que adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario