domingo, 25 de octubre de 2015

Poco a poco.

Sigo vivo y sigo viendo
vuestra ignorancia, sufriendo
vuestra eterna edad del pavo.

Sigo arrastrando el vacío
al curso siempre del río,
en contra de tus esclavos.

Sigo rompiendo el esquema,
sigo sintiendo otro tema
al que acostumbran tus labios.

Sigo siendo diferente,
el rarito y el demente,
el que de todo es un sabio.

Aunque no seré tan listo
si todo lo dejo visto
pero no encuentro pradera.

No seré sino un cobarde,
que teme siempre que arde
cualquier ramita en su hoguera.

Si no aguanto más vendaje
en mi cuerpo que es el traje,
que se le pone a tu ser.

Ni aguanto más decepciones,
de las que ya, por cojones
me he llevado al esconder,
mi pellejo de colores,
mis ojos que quieren flores,
mi boca que quiere amores,
mi alma, harta de dolores.

Yo de verdad, escondido
forajido, malherido,
alcohólico y de mal genio.

El enrabietado crío,
que sabe amar, el buen tío.
El que debe ser el premio.

Pero si nadie rasga un poco en lo de fuera nunca nadie llegará a lo de dentro.
Y así es.

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