domingo, 18 de octubre de 2015

Resubidas.

Me subo otra vez la cuesta,
cabizbajo;
sobreviviendo a otra fiesta,
y al carajo.

La rutina del trabajo
que ya se hace indigesta,
de ésta carroza me bajo
y me subo a otra más fresca.

Aunque la píldora mágica
de una al día todo el mes,
traiga una factura trágica
que pago más cada vez.

Mis órganos ya podridos
no saben vivir sin ron.
Por esquinas malheridos
ya solo quieren acción.

Algún ratito o momento,
que se me haga muy muy lento,
y quiera que nunca acabe.

Un soplo de aire en un beso,
que haga que exploten mis huesos;
pero de manera suave.

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