domingo, 10 de enero de 2016

Una musa de domingo.

Esa mirada de tigre
de la que nadie se fía.
Esa mirada de tigre,
¿Es tuya? Pues madre mía.
Así no hay quien se equilibre,
ni quien se sienta hombre libre.
¿Acaso no lo sabías?

Esas uñitas de gata
que arañan hasta sangrar.
Esa horrible garrapata,
que porta tu paladar;
con la que tu canto mata,
pero después me rescata
para volverme a matar.

Ese cuerpito apretado
con problemas de riñón;
paladar anestesiado
con vodka y Don Perignon.
Para quedarme a tu lado
exigen algún recado
más caro que una canción.

Esas pecas de tu cara
me gritan “oye, tú, ven".
Ese culo de alta tara
lleva de nombre Rubén.
Esa boquita tan rara,
no sé como, pero para
este terrible vaivén.

La fuerza de tu pensar
lucha con mi buen humor;
y a mí me encanta luchar,
pero pierde, por favor.
Que para algún pelear,
que no es borracho en un bar
siempre salgo perdedor.

Otra mañana despierto.
Mi boca huele a carmín,
y sin embargo no es tuyo.
Y no recuerdo, por cierto,
qué fue lo que nos dio fin
y sigo como hasta ahora,
sin esperas, ni demoras,
mi esperanza autodestruyo.

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