lunes, 1 de febrero de 2016

Optimista

No existe la esperanza,
en este bar oscuro.
A fuego en la balanza,
arde con mi futuro;
busca un rincón seguro
y un trozo de pan duro,
para no descansar.

No tengo fe ni salud;
no quiero ningún culpable.
Solo que el preataúd
se me antoje agradable.
Y que muera lo infumable
y yo vuelva ser fiable,
y que me vuelva a fiar.

Por algo por lo que haya lucha,
por esconder este rencor.
Por un febrero en el amor
y un marzo entero en la ducha.

Porque aunque todo acabe mal,
puedo con cien lágrimas secas,
estoy seguro que tus pecas
más o menos piensan igual.

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