Lo perra que está la guerra,
la tralla de la batalla,
brota vida de tu herida;
y el humo que yo perfumo
con el ayuno que asumo.
Ayuno de corazón,
corazón desafinado,
corazón de letra amarga,
amarga penuria y larga;
como mi lengua.
Lengua afilada que duele mucho,
y como la trucha al trucho
te acuchillo por la espalda.
Que ya no quiero guirnaldas,
ni dinero pal cumpleaños.
Yo quiero ser el primero
y último en hacerte daño.
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