jueves, 7 de julio de 2016

La gota que tiró el vaso.

Entre tanto grado y sol
se me olvida el olvidarte,
y olvidando que el alcohol
no suele atraer el arte
salgo a buscarte borracho,
y entre tormentas de arena
ya no me queda ni un cacho
ni de ti, ni de la pena.

Y con la luz de un piano
alumbrándome la cara
salgo a partir los tejados.

Disfruto como un enano
la vida, que ahora repara
tantos veranos mojados.

Y tropezando mil veces,
que me encanta tropezar,
voy construyendo un camino
¿Se hace camino al andar?

Me da igual, no pasa nada,
siempre paro en tonterías.
Solo pido que aún cansada,
jodida o triste te rías.

He olvidado, he aprendido, he odiado y estoy aprendiendo a querer.

Gracias a Iván Ferreiro, a mi camello y, al que más, a mí mismo.

Respecto al título, es una cosa que he pensado y algún día escribiré, no tiene nada que ver, pero me da igual.

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