miércoles, 6 de julio de 2016

Whisky y ansia por respirar más lento.

No hay nada más real que un polvo en un baño. Porque mientras metes el pulgar en la garganta de esa rubia, que estaba tan guapa en la barra, no piensas en nada más; no hay nada fuera de esas caderas, nada.

Porque cuando tus manos se rozan con las suyas notas complicidad, no sabes qué, pero notas algo; el amor más bonito del mundo. Aunque no sepas su nombre ni ella el tuyo, aunque ni recuerdes si os presentasteis, es igual, porque no hay nada más real que un polvo en un baño.

No hay nada más real que los gemidos que escuchan los desgraciados que esperan para vaciar su vejiga.

No hay nada más fuerte que tus manos agarrando su pelo, tan, tan fuerte que parece que es su estado natural, como si no fueses a soltarla nunca.

No hay nada más olvidado que tus pobres pantalones, da igual que sean tus favoritos, da igual los que sean; que se van a quedar tirados en el suelo, al menos hasta acabar. Perdidos, ignorados; no hay nada más olvidado que tus pobres pantalones; salvo su tanga, que descansa encima de estos.

No hay nada más borracho que vosotros, que hoy sabéis lo que hacéis, pero mañana no pensaréis lo mismo cuando tú te encuentres un tanga en el bolsillo (y pienses que bueno, al menos es bonito); y cuando ella se mire al espejo y vea el caminito de moratones que va desde la oreja hasta su pezón izquierdo, sin curvas; directo como vosotros.

No hay nada más real que un polvo en el baño; porque no recuerdo que hice anoche, me duele muchísimo la cabeza y no puedo con mi alma; pero me acabo de encontrar un tanga en el bolsillo.

Al menos es bonito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario