La luna se desnuda hoy en mi almohada,
y sobre mi escritorio manuscritos
con ella como musa, son escritos
cuando se tercia gris nuestra mirada.
Hoy dudo que tengamos madrugada;
después de tanto sudor entre gritos,
después de que todos nuestros delitos
empiecen, como todo, a no ser nada.
Y despierto de golpe, un sudor frío,
me acompaña, no lo hace mi musa.
Vuelvo a dormir esperando al rocío.
Y mientras, bella luna intrusa,
disfruta viendo cómo en sueños río,
cómo, solo en sueños, de ella me fío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario