sábado, 29 de octubre de 2016

Los demonios nunca lloran.

Tengo demasiadas cosas malas que contar, algún otro mar lleno de dudas afiladas,
corazas muy pesadas que solo me quito en el bar y una imaginación que me jode las madrugadas.

Estoy lleno de apatía y no me gustan los reyes,
ella canta nuestro himno y yo sigo sus leyes.
Mi futuro, en mi mente está muy oscuro,
voy a preparar mi frente para reventar el muro.

Creo que por la noche si me pinchas sangro hielo,
huelo cuando lloras, me lo dice el cielo;
suelo fumar más de lo que debo, me congelo,
bebo, recelo, de seguir besando anzuelos.

Soy fuego, quemo la uña, y sigo con mi trabajo,
reventándome el cerebro para juntar tres palabras,
rezando porque vengas a besarme y abras
alguna salida a la vida, o cualquier atajo.


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