martes, 1 de noviembre de 2016

Sangre roja, barriga ruge.

Me despierto, otra vez, sudando de madrugada,
sabiendo que la noche no ha acabado todavía,
lo sabía, la alegría no sirve para nada
si siempre vuelvo a caer en esta caja vacía.

Siempre uso palabras nuevas pa decir lo mismo.
Que estoy en la mierda y que me mata la ansiedad,
cartas a mi musa y delirios de soledad,
mientras me fumo otro porro y admiro este abismo.

Dados, si sale par me mato. Ha salido impar.
Sentado, sin moverme vuelvo a esquivar el disparo,
después de haberte dado tantos besos es muy raro
despertar en la noche y no tener a quien besar.

Ya empieza a asomarse el sol por el horizonte,
llega la ansiedad cargando, y yo delante.
Siento que me embiste como un rinoceronte,
pero pesa más de lo que pesa un puto elefante.

Riego nuestro jardín con mi sangre intoxicada
y normal que después tengamos que discutir;
una cosa tengo clara, no puedo vivir
despertándome sudando cada puta madrugada.

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