Vacaciones de andar por casa,
para niños sin memoria,
con, en su mente una noria
de ideas que les arrasan.
Y queman todo el frío hielo,
de las noches solitarias,
aliñan sosos silencios
pero en sus redes te atrapan.
Y todos los moralistas
que odian estas vacaciones
viven la vida con pistas,
con dinero y sin cojones.
Y marean la sopa boba,
los niños de mente rota.
Agarrados a farolas,
bendita o maldita droga.
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