sábado, 14 de febrero de 2015

Jodido.

Hay un problema gordo aquí. No me siento vivo así, ya dejo de sentírmelo desde hace mucho. Pero ahora más. Si mi pena es tan grande que tengo que recurrir a la absurda prosa para intentar sacarla... Es que o pierdo facultades, o estoy verdaderamente muerto.

Entendedme, no soy un muerto de cementerio. Sólo soy un saco de huesos cada día más débil que ya no sabe ni por qué arrastra los pies todos los días.

Ya no me quedan por qués, con ellos se fue el sentido de todo, y yo.

El yo que había.

El que no va a volver.

El que sentía y cuidaba.

Pero a quién le importa.

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