jueves, 2 de abril de 2015

Mierda.

Vivito y coleando,
siempre ando,
despistado,
por el lado
equivocado
de la vida.

Con mis idas,
de olla.
Que escribo siempre.

Y las salidas.
Pero no, ya.
Ya no sienten.

Ni frío ni calor,
ni mienten ni besan,
ni el sucio sudor
que tu cama expresa.

Y no sé lo que digo,
la flor se pudre muriendo.
Tampoco sé por qué sigo
siempre en mis trece escribiendo

Mierda.

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