martes, 2 de junio de 2015

Alguien.

No me sonrías,
no con esos dientes,
que brillan cuando mientes.
Así siempre me entero.

Tú alevosía,
al atravesar mi pecho,
cada vez que en pleno lecho
rajabas cual carnicero;
mis entrañas.

Tus legañas,
amanecer resacoso.
Las pestañas,
en su estado más hermoso.

Tranquilas y descuidadas,
como siempre.
Tus miradas.

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