domingo, 18 de septiembre de 2016

Septiembre

Sigo respirando más marchito cada día, últimamente toda calada sabe a infierno y al final ya no importará todo lo que luché, si cada café que me resucitó se perderá entre mis recuerdos.

Hago avances en eso de olvidar lo que perdí, aunque sufro todavía muchas noches en silencio. Toso cada vez más grave y sucio, ya lo sé; pero si no fumo no encuentro al sol entre tanto invierno.

Corté las raíces de cada árbol que plantamos, y ya no tengo fuerzas para soportar más frío. Voy y vengo, bebiendo de tantos labios que ya no recuerdo en cuales sonrío.

Tú te ríes; pero ya no me molesta. No es tiempo de bromas, no me queda calor. Ahora mismo, cada vez más cosas restan, y siento, que solo puedo respirar dolor.

Vosotros siempre a Dios, yo rezo a la esperanza; poder seguir mi vía de tontas casualidades. Cada dos por tres me caigo, después de tantas no duele; mi madre dice que vuele, y por eso nunca arraigo.

Ahora me da igual, si no me queda nada o queda algo, solo me queda por pensar en ésta vez por dónde salgo.

Ahora, no puedo escribir tanta poesía; mi cuerpo sigue intacto por tabaco y cafeína, pero para lírica hace falta gasolina, gasolina de la cara, esperanza y alegría.

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