viernes, 16 de septiembre de 2016

Asediado.

Otro día, miro fuera,
os veo otra vez, cucarachas,
vosotros queriendo a pachas,
yo tirado en la otra acera,
pensando en cómo arrancaros
cada muela de su encía.
Al final va a salir caro
pregonar vuestra alegría.

Pero es que no os aguanto
poniendo esas muecas raras,
¿Sonreís? Solo veo llanto
detrás de vuestras máscaras,
si no tuviéseis mil caras
detrás de esas feas cáscaras
podríamos conversar,
sin que me entren tantas ganas
de veros caer al mar,
y nunca lleguéis a las canas.

Últimamente solo veo escoria amontonándose en las aceras, quizá deba volver a las pastillas o morir de una vez.

No sé, ya no me vale con la sensación agradable pero insuficiente de ser un poeta en calles dominadas por las ratas,
creo que necesito con quién reírme de sus errores, y después de las consecuencias de estos.

Pero sin tristeza, soledad ni odio no habría poesía; y es lo único que a mí me queda.

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