Reposo mi mente intranquila, cansada del ocio, del odio, cansada de mí. Relatan historias antiguas que no hay movimiento más fuerte que el alma cuando quiere amar; pero, ¿Dónde están las viejas historias cuando el óxido cubre mi lengua, borracha? ¿Dónde está escrito que la soledad sea merecida? Que aunque ahora Bahú respira tranquilo y yo también, la oscura monotonía de las farolas se está cansando de mis caras largas.
Debería empezar a correr sin un rumbo, buscando luz. Por supuesto sin acercarme a lo podrido que tanto calor robó. Debería empezar a crear. Debería ser.
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