De noche o de día, allí estaba él, Miedo. Miedo no tenía a nadie, pero todos le tenían a él; y aunque todos le tuviesen, a nadie le caía bien Miedo.
Nunca nadie quiere acercarse a él, se siente sólo porque aunque sabe que le viene bien que nadie se le acerque, ¿Quién quiere estar solo siempre? Nadie, y miedo menos.
Él puede aparecer muchas veces e incluso aparecer y no irse, entonces es cuando tienes la incertidumbre, la sensación, la que él causa sin tener él culpa. ¿¡Qué culpa tiene el pobre Miedo de dar miedo a todos!?
Aunque él sólo tiene un miedo, nosotros. Según Miedo cuenta: "No podéis mirarme, no os podéis enfrentar a mí, porque la mayoría de las veces perderé, desapareceré, y nadie quiere desaparecer".
Y claro, el miedo menos.
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