Van y vienen pensamientos
a mi mente destrozada,
y espera, mejor más lento,
que fluya tu movimiento
por mi garganta cansada.
Ya casi no sopla el viento,
y alrededor de mí, rejas,
que encogen cuando te alejas;
y, perdona si te miento,
pero estoy acostumbrado
a protegerme encerrado
entre millones de excusas.
Ya no quiero salvación,
yo entero soy corrupción,
nada que ver con mis musas.
Mi estado mental es pésimo, lo que escribo también, y me la suda.
Ya no tengo a nadie a quien demostrar nada. Cuantísimo lo noto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario