lunes, 8 de agosto de 2016

Salida de emergencia.

Y delante de mi nariz pude ver el final del camino, con sus dos puertas enormes y descoloridas que tantas veces había visto.
Hoy vuelvo a tocar fondo, vuelvo a otro final del bucle (bien-mal-bien-mal-mal) que llevo repitiendo años.

Pero hoy me he cansado, hoy me he mirado al espejo y he visto el despojo triste y vacío en el que se ha convertido mi cuerpo, he visto mis ojos; ya sin servir para nada, porque los ojos no son para ver, son para observar enamorado y a mí se me acabó el amor hace mucho.

Y es que últimamente me han hecho demasiado daño, y entre puñaladas  abandonos y decepciones todo se ve más claro.
Creamos arte, ya sea en forma de beso, de caricia o de mirada, para tener algo bonito que sufrir cuando revienta y se equilibra la balanza.
¿Mi problema? Que no he sabido estar arriba, ni querer ni ser querido, ni sonreír sonriendo, ya que mi sonrisa es más parecida a una mueca burlesca.

Hoy he visto que nadie me va a regalar nada y he decidido que no puedo dejar a mi parte más oscura seguir moviendo mi cuerpo y apagando mi mente. Hoy he visto que sí, que no soy nada. Soy mierda, egoísta, prescindible, victimista y todo eso encerrado en una roca que en realidad ya no siente.

Hoy siendo un día como todos todo ha cambiado, y hasta que otro ataque depresivo vuelva a congelar toda mi esperanza creo que intentaré cruzar la puerta de salida en vez de la que vuelve al principio del camino. Ya me he cansado de este vórtice de mierda.

Hoy va a acabar este vórtice de mierda.

Hoy hablé conmigo mismo y al final
parece que por fin pensamos igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario