Congelado, espero que sea mi turno,
otra vez veneno, y ya no hay ganas de comer,
quiero que todo se parta, relajarme y ver arder
edificios alumbrando este paisaje nocturno.
Subo, otro peldaño que lleva al vacío,
lío, repito, y me vuelvo a equivocar.
Llevo tanto fuego en el pecho que respirar
para mis pulmones llega a ser un desafío.
Ahora no soy nada más que recuerdos y alcohol.
A mi lado queda el mono y muchas ganas de nada.
Tengo que comerme lo que me queda de sol
pero no puedo mientras me raja el cuello tu mirada.
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