domingo, 20 de noviembre de 2016

Octubre.

Tú, musa de octubre, abres tus alas,
dejas caer sobre mí tu lamento,
los árboles lloran; ¡Espera un momento!
Que no hay un suplicio más lento...
Y llueve la lluvia, yo siento mil balas,
rompen mi cráneo, lo siento, lo siento...
Ya no quedan flores entre el cemento,
yo sangro, yo sangro; lo siento; lo siento.

Descansan cansadas terrazas de bar,
que están hasta el coño de tanto turista.
Les da igual si rey, torero o artista...
¿No tienen más sitios para molestar?

Sangrando naranja, jardines,
caminos;
sangrando el poeta rima tus pupilas,
ya llueve otra vez, y mis versos finos,
se agrietan, se ponen las pilas.

Por fuera vuestras caras, por dentro está mi infierno. Octubre no se acaba hasta que no muere el invierno. Lloro, canto, a coro de los caminos; con humo llenando el pecho y rabia en los intestinos.

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