La garganta escupe ascuas,
de la botella la fragua
que me va matando lento.
Y ojalá fuese deprisa,
y se olvidaran las risas,
que ya nunca nunca siento.
Y la espuma va a mi boca,
que se va volviendo loca,
sorbo a sorbo y trago a trago.
Qué más da, ya nada teme,
sabe que aunque mucho reme
nunca saldrá de este lago.
Y nada es más importante,
para el poeta.
Que la luna y sus colores.
Pero se lo pasa bien,
ella en todas las camas,
de estrellitas solitarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario