No sé de qué libros habla
nuestro rey de los pañuelos,
cuando de mano en mano,
sólo se pasan
la gripe y las decepciones.
Tampoco entiendo,
qué amarguras no tienen forma de besos.
Porque no las conozco.
Y si él pagó la vida y media que nos regala.
Imagínalo sin árbol del que estar debajo.
Cómo deben doler las tres puntadas,
en mi columna.
Y como duele,
el frío en punto muerto.
Siempre sin reverencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario