Y el diciembre, que podrido,
me hizo un apaño jodido;
pero no se dio a entender.
Que este no quería problemas,
ni coronas ni diademas.
Sólo quiso hacerme arder.
Hasta matarme en primavera.
Ya olvidaré en primavera
lo que nunca llegó a ser.
(También murieron los gatos,
que mordieron mis zapatos
pero no llegué a querer.)
(Y que cuando se había ido,
ni siquiera había venido.
Y yo empecé a enloquecer.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario