martes, 3 de marzo de 2015

Extracciones de mi alma (que no existe).

Abrí el tarro de pastillas,
para partir a la orilla,
y dejar ya de latir.
A ver si tengo algo suelto,
para pagar al barquero,
que el tabaco está muy caro
en el infierno.

No te intentes apropiar
de la tristeza, que es mía;
sólo inténtame borrar
mi naturaleza fría.

Y te pierdo,
como siempre pierdo todo,
y te quedas en el nodo,
del recuerdo.

Porque así,
por fin,
saldré,
de aquí.

Y seguro que mejor
que un perdido como yo,
dentro de tu corazón
hay un caballero andante.
Pero, coño, míralo,
que está ahí delante.

Viendo que no somos nada.
Y como nada que somos,
no cambiamos.
No queda Ruíz de la Prada,
ni colores ni belleza,
sólo llanto.

Que admiramos,
los poetas libertarios,
los que cerramos los bares,
acabando con el Larios.

Y de noche, sólo viendo a cuatro palmos.
Y muriendo, me voy quedando en el nicho,
pero es que del nicho al hecho,
hay un trecho para mí,
que es fácil lo de pensar,
y difícil lo de hacer.
Muchas veces decidí, lo de desaparecer, sin actuar.

Pero no,
se acabó,
dime adiós.
Que mi voz,
se murió.

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